lunes, septiembre 25, 2006
Fragmentos de una conversación
Él: ¿Qué estudia?
Ella: Ya se recibió.
Él: ¿Pero de qué?
Ella: No sé, algo como Administración de Empresas.
Él: Contame, quiero saber todo.
[…]
Él: Anoche me acosté con María (o Marisa) por primera vez.
Ella: Está bien, si te gusta…
Él: No.
Ella: Entonces para qué… [ininteligible, en un tiro escucho la palabra garchar, ella suena molesta. Ay, nena, cómo caíste, metiste las cuatro patas].
Quizás mi rabia contra las charlas por celular sea bien miserable: pura frustración de mi pasión por el voyeurismo.
Ocaso
Un viernes
Lo imborrable
viernes, septiembre 22, 2006
Tu sombra hiende la distancia
Hoy que ya es ayer, un par de horas atrás de este momento en que las teclas cloquean, Spinetta terminaba de tocar “Durazno sangrando” (pensé en lo precioso e irrepetible del instante, pensé en que nunca antes ni después su pelo voló ni volará así con el viento al cantar “y la canción que escuchas tu cuerpo abrirá”), la gente aplaudía. Me pareció un acto de duraznosa dulzura criminal sangrante que él dijese con su voz de fuelle siempre soplando: “Muchas gracias, son muy amables”.
jueves, septiembre 14, 2006
Privilegios
miércoles, septiembre 13, 2006
Uf
Notas en el cinematógrafo
PS: Se me fue la mano con el hermetismo. Martes y miércoles pasaron en la Lugones pelis basadas en textos de Beckett. Vi "Esperando a Godot".
domingo, septiembre 03, 2006
¡Pobrecito el traductor!
[...]
En todas las lenguas y en sus formas, además de lo transmisible, queda algo imposible de transmitir, algo que, según el contexto en que se encuentra, es simbolizante o simbolizado. Es simbolizante sólo en las formas definitivas de las lenguas, pero es simbolizado en el devenir de los idiomas mismos.
Walter Benjamin, "La tarea del traductor", en Angelus Novus.
Primer acercamiento a Walser
Viernes. En Zivals, Nori mira libros con fotos y otros con posters. Yo me acuclillo para estar a la altura de Bolaño -esa librería tiene una serie de estanterías enanas (las rodillas sufren) ordenadas alfabéticamente (encuentro todo bastante rápido). Leo pasajes de El gaucho insufrible. Cuando me canso de la posición dejo el libro y desperezo las piernas hormigueantes. Doy la vuelta al mueblecito. Del otro lado se agota el abecedario. Leo Robert Walser en un lomo. Y en otro. Tapas duras, edición ostentosa. Siruela. Deben ser recaros, pienso. En eso un librito petiso y azul hundido entre los otros me llama. Es tan Walser como los otros. Las composiciones de Fritz Kocher. Dice: Prólogo de Hermann Hesse. Dice: Epílogo de Guillermo Piro. Miro un poco. Fragmentos. Buena encuadernación. Lo llevo.
Hoy, en casa, escucho y llevo a cabo de manera simultánea las siguientes actividades, en este orden: Estrelicia de Spinetta y leo unos posts. La banda de sonido de Underground y me levanto, bailo, me agito, me siento. El CD que preparó Aydesa y leo el librito azul. Me gusta. Paro. Acaricio las tapas aduraznadas, como las de Tusquets (después de tocar estas texturas me miro los dedos para ver si no quedaron entalcados o algo así). La tapa tiene además caligrafías antiguas, un hombrecito haciendo cabriolas. Voy a buscar el año en que fue editado: 1999. Pero busco otra cosa. La encuentro en la misma página. Diseño de tapa: AyD berón - Eudeba. Ah, qué felicidad.
Todavía no mandé a traducir honduras.
Pero.