martes, julio 25, 2006

Galerías

Hoy me fui a anotar en inglés y ya que estaba cerca y era lunes pasé a ver la muestra de Picasso en el Borges (los lunes es gratis). No voy a decir oh Picasso, la verdad es que me gustaron algunos pocos dibujos y las cerámicas y lozas, nada más. En la parte de atrás del recibo del curso de inglés anoté estas frases suyas que tomé de las paredes: “Nunca dudé en tomar de otros pintores lo que quería. Tengo horror de copiarme a mí mismo”. Y también: “El pintor hace un cuadro para descargarse de sus sensaciones y de sus visiones. Los hombres se apoderan de él para cubrir un poco su desnudez. Toman lo que pueden y como pueden. Creo que, en resumidas cuentas, no toman nada; simplemente se cortan un traje a la medida de su incomprensión. Hacen todo a su imagen, desde Dios hasta el cuadro”.

En la sala de enfrente había una exposición permanente sobre Borges, escueta, pero donde se presentaba un documental con algunas cositas que no había visto. En una entrevista Borges decía algo así como que escribía para desahogarse, y que si estuviera, como Robinson Crusoe, en una isla desierta, y le fueran dados papel y lápiz, aún escribiría, aunque nadie pudiese leerlo. Ese desahogarse me pareció cercano a aquel descargarse. Pensaba, en esos pasillos, en cómo las artes se hermanan. También, ya fuera del arte, no diría tangencialmente sino bien lejos, en los críticos que interpretan a medida (¿a la medida de su incomprensión?).

Ahora, justo cuando estoy por subir esto, me acuerdo de algo más, que suena similar a la primera frase que señalé de Picasso. El Google me ayuda a que, con unas palabras sueltas, encuentre la cita exacta de Borges, que alude, como la de Picasso, a un desprecio por la pretensión de originalidad, la frase que estaba en la pared de la segunda muestra y no había anotado: “lo que llamamos creación, que es una mezcla de olvido y recuerdo de lo que hemos leído”.

5 comentarios:

julieta dijo...

ninguno de los dos me cae demasiado bien.
mucho firulete en el ego.

Bardamu dijo...

Una encrucijada entre olvido y memoria, pero un punto de apoyo al fin para que cualquier arte sea posible ¿no?
Después de todo, ¿no giramos siempre en las mismas ausencias, las mismas pasiones: el amor, la vida, la muerte, la soledad, la angustia, el odio...?
Lo sabemos y por eso el abandono de esa vana pretensión de originalidad. Si bien no nos está permitido escribir (o pintar) nada nuevo, sí podemos de intentar hacerlo de un modo otro: lo mismo, pero con un toque de estrabismo.
Saludos.

Vero dijo...

Pero Juli, ¿qué importa que un tipo tenga el ego como un edificio si escribe o pinta bien?

Anónimo dijo...

Julieta introduce una ética de la admiración, o un capricho pellizcador.
También me dan cosita los muchachos.
Anque, me quedo con los decires desfachatados de Picasso, en lugar de sus créditos pictóricos.
A Borges lo abuelito (del verbo abuelitar: ganarse bajo el ala de) cuando se olvida de Borges y habla de los amigos.
No sé si la creación proviene de ese cruce, tal vez de una interpretación superior, una puesta. En todo caso, leer es dar sentido. Pero siempre articulando una imagen mental. Una composición de planos, un tiempo y un espacio.
Siempre imagino imágenes al leer. Y continúo una lectura en otra, sin relación alguna.

Vero dijo...

Claro, Luis. Ars combinatoria. Hasta lo que leemos y olvidamos nos sostiene mientras hacemos nuestros malabares.
Bueno, lo que planteaste, Ayd, sobre la "ética de la admiración" y la "cosita", a partir del comentario de Julieta, es muy interesante. Retomando: el ego agigantado no me jode, pero sí, por ejemplo, que Borges (de Picasso no puedo hablar, algún documental habré visto del que recuerdo poco más que su remera a rayas, las mangas ¾, tan modernas ahora) haya apoyado abiertamente el golpe militar, que los haya felicitado por traer “orden”. Eso da rabia. Ahora: no puedo olvidar que el tipo escribió, por tomar cualquier cosa, ¿no?, “El poniente que no se cicatriza/ aún le duele a la tarde”. Yo qué sé. Pienso que el que es un genio en un aspecto puede ser un cretino en otro. Si digo “admiro a Borges”, es una figura, una metonimia (o sinécdoque; en este caso, el todo por la parte), una simplificación.
Por otro lado, en la lectura e interpretación está también el cruce de lo que leímos y recordamos u olvidamos. Sin ir más lejos: seguramente, los kilos de formalismo ruso de la Facu, Foucault preguntándose qué es el autor, Barthes proclamando la muerte del quetejedi (no, no Foucault, el otro, el autor), pesan en esta facilidad, que como se ve es adquirida, para separar el autor de la obra.
Besos.